lunes, 8 de agosto de 2011

Festival de Cine sobre el Medio Ambiente y el Cambio Climático

Cedro Producciones  tiene el agrado de informar que su documental "Lago Neltume" ha sido seleccionado para participar en la competencia del Festival Internacional de Cine sobre el Medio Ambiente y el Cambio Climático, a realizarse los días 18, 19 y 20 de Agosto, en La Serena, Chile.
Las Proyecciones son en el Cine Mark del Mall Plaza de la Serena
El Festival de Cine sobre el Cambio Climático es patrocinado por UNESCO, Ministerio de Educación y Ministerio del Medio Ambiente.

 

PRODUCCIONES PARTICIPANTES FESTIVAL DE CINE SOBRE EL CAMBIO CLIMATICO 2011.

JUEVES 18 DE AGOSTO.

11:00 A.M. INAUGURACION. PALABRAS INVITADOS.
11:20 A.M. PRESENTACION PRODUCCIONES EN COMPETENCIA.
*”DESECHO”. DOCUMENTAL 20:00 MIN. DIRECTOR: OSCAR MOLINA. UNIVERSIDAD DE VALPARAISO, CARRERA DE CINE.
*“PACHA”. DOCUMENTAL. 20:40 MIN. DIRECTOR: MIJAEL MILIES. SANTIAGO. CHILE.
*”CALOR”. CORTOMETRAJE FICCION. 30:00 MIN. DIRECTOR: DAVID CONTRERAS. LOS ANGELES CHILE.

VIERNES 19 DE AGOSTO.

11:00 A.M. PRESENTACION PRODUCCION EN COMPETENCIA.
*”ABANDONADOS”. LARGOMETRAJE FICCION. 120 MIN.
DIRECTOR: DAVID CONTRERAS. LOS ANGELES CHILE.

SABADO 20 DE AGOSTO.

11:00 A.M. PRESENTACION PRODUCCIONES EN COMPETENCIA.
*LAGO NELTUME: KUME MOGÑEN TAIN MAPU MEW”. DOCUMENTAL 46: 00 MIN. DIRECTOR: FELIPE HASEN. VALDIVIA. CHILE.
*MUJERES DE BOLIVIA”. DOCUMENTAL 30:00 MIN. DIRECTOR: ERICK AESCHILIMANN. UNIVERSIDAD ARCIS. SANTIAGO. CHILE.0
*“VALOR AGREGADO”. DOCUMENTAL. 11:00 MIN. DIRECTOR: MARCELO TONINI, ANGIE BALLESTERO. ARGENTINA.
*“MOLINO DE AGUA”. DOCUMENTAL. 11:00 MIN. DIRECTOR: MARCELO TONINI, ANGIE BALLESTERO. ARGENTINA.

martes, 3 de mayo de 2011

"Lago Neltume" en el 7° Festival de Cine Social de la Pintana

"Lago Neltume" ha tenido el honor de ser seleccionado para el 7° Festival de Cine Social y Antisocial que se realizará entre los  días 4 y 8 de mayo en Santiago.

De ésta forma, la historia de lucha de las comunidades mapuche de Panguipulli sigue dándose a conocer en todos lados.



viernes, 1 de abril de 2011

"Lago Neltume" en el 3° Festival de Cine de la Patagonia Aysén

Confirmada la participación de "Lago Neltume" en el 3° Festival de Cine de la Patagonia Aysen a realizarse entre el 6 y el 9 de mayo en la ciudad de Coyhaique. 


Estamos muy contentos por estar seleccionados en la categoría Documental, y poder mostrar la historia de lucha de las comunidades de Lago Neltume y Panguipulli, en contra de la  inundación de sus territorios a manos de ENDESA, en este prestigioso festival. 

Los tendremos informados al respecto, y a todos los amigos y amigas de Coyhaique. Ahí vamos.







Trabajos Seleccionados 3º Festival de Cine de la Patagonia – Aysén

Categoría Nacional de Documental:

CategoríaTítulo de la obraDirector
DocumentalAniceto, razón de EstadoGuido Brevis

Documental

Bancos perpetuos

Constanza Fernández


Documental

Censurado

Patricia Vidal

Documental
El Tesoro de América

Carmen Castillo
DocumentalIsla Riesco, una isla en riesgoAndrés Aros

Documental


Lago Neltume


Felipe Hasen


Documental

Lo que falta

Camilo Matiz / Colectivo Miope


Documental

Mocha

Guillermo Ribbeck


Documental

Ni toda la lluvia del sur

Paulo Vargas


Documental

Patagonia Se Levanta

Brian Lilla


Documental

      El Erizo: Pesca artesanal en la Patagonia chilena

Viviana Ponce


Documental

Santas Putas

Verónica Qüense


Documental

Tres chinchineros

Roberto Riveros


Documental

Patagonia sin represas

Marcelo Viñas




sábado, 26 de marzo de 2011

"Región de los Ríos: una ecoregión sustentable o una pila desechable."

Por Felipe Hasen  
Fuente: www.laotraverdad.cl


El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) define una ecoregión como un área de tierra o agua de considerable extensión, y que contiene un conjunto geográficamente distintivo de comunidades naturales que comparten la gran mayoría de sus especies y dinámicas ecológicas, además de compartir condiciones medioambientales similares, interactuando ecológicamente de manera determinante para su subsistencia a largo plazo.

Desde un punto de vista biológico, la Región de los Ríos es considerada como una ecoregión de los bosques templados (Dinerstein et al. 1995, WWF 2004), caracterizada por un amplio patrimonio natural y un alto nivel de endemismo debido al aislamiento geográfico en el que se mantienen muchos de sus bosques o cuencas hidrológicas.

De esta forma, la región no solo se caracteriza por la diversidad de bosques, sino también por la presencia de gran cantidad de ríos, lagos, lagunas y esteros, los cuales en su conjunto forman 4 cuencas de diversos tamaños en la región. Siendo la más grande de éstas, la cuenca del Ríos Valdivia, que nace en el Lago Lacar (cordillera Argentina), cruzando la frontera y desembocando en el Lago Pirihueico (Precordillera de Panguipulli), transformándose en una cuenca binacional que a través de varios cursos de ríos y lagos, termina por desembocar a través del Río Valdivia en la costa.



Sin embargo, en este momento la región se encuentra en el centro de un importante debate sobre el curso por el cual seguirá su desarrollo presente y futuro, debate que solo han estado llevando a cabo los empresarios y políticos, al margen de la ciudadanía toda, que en su gran mayoría está en desconocimiento sobre los grandes proyectos hidroeléctricos que se planean, y que pretende cortar gran parte de los ríos que le dan identidad y sustentabilidad a esta región.

Actualmente, nuestro territorio y nuestros ríos están siendo amenazados por la empresa transnacional Endesa–Enel, que pasó a capitales italianos, y que junto a empresas como SN Power y Colbún pretenden la construcción de cerca de media docena de centrales hidroeléctricas en la comuna de Panguipulli. Todos, megaproyectos energéticos que impactarían en la calidad de vida, la sustentabilidad del territorio y la supervivencia de la cultura del pueblo originario mapuche de la zona, en beneficio de ese injusto “desarrollo económico” impuesto  desde arriba. Ese desarrollo que corta nuestros ríos, corta nuestros bosques y contamina nuestras aguas. Ese desarrollo pensado por quienes hicieron un negocio redondo hace cerca de treinta años durante la dictadura militar, cuando privatizaron y monopolizaron nuestros recursos hídricos a empresas extranjeras, pensando en el negocio perfecto: “Nosotros les regalamos el agua, ellos construyen hidroeléctricas, y después les compramos la luz”. Visión que los posteriores gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia no abandono, sino por el contrario, impulso aún más.

Foto: Imagen virtual del futuro embalse de la Central San Pedro (Comuna de Panguipulli), actualmente en etapa de construcción después de ser aprobada con evidentes desconocimientos técnicos. Fuente: http://www.wikilosrios.cl/


De ésta forma, los principales usuarios de los recursos hídricos, pasaron a ser empresas nacionales y transnacionales como ENDESA, Colbún, AEG Gener y CGE, los cuales a través de una campaña de “crisis energética”, justifican la necesidad de aprobación de diversos proyectos de “desarrollo energético” a nivel nacional. Y es en parte a la influencia de estos grupos empresariales, que se creó el “Código General de Aguas” durante la dictadura militar, dando paso a su vez a los derechos de agua “no consuntivos” especialmente pensados para la generación de hidroelectricidad.

Ésta privatización y monopolización de los cursos de agua, han tenido como consecuencia que una gestión  de los recursos hídricos integrada con las comunidades, con la sociedad en su conjunto, con los ecosistemas, y con los intereses económicos locales, no exista en este país. Y las políticas públicas tendrán que saber entender que la no puesta en consideración de esta relación va a lograr que Chile pague un alto precio al perder  cultura y tradiciones, al ver desaparecer ecosistemas, y al llevar nuestra economía al desplome, toda vez que las empresas sigan externalizando los costos (sociales, culturales, medioambientales y económicos) a las poblaciones locales directamente afectadas por los grandes proyectos de intervención hidroeléctrica; e internalicen los beneficios económicos hacia los bolsillos de las empresas, y que en ningún caso llegan a la población.

Es por esto que tenemos que pensar cuales serán los verdaderos beneficios para una región que es reserva de agua, de bosque, de biodiversidad y de vida para las generaciones futuras, versus todos los perjuicios que pueden llegar a hipotecar un desarrollo sustentable, democrático  y armónico con los ecosistemas que dan vida a éste territorio, en pos de la generación de más megawatts para una minería que está empobreciendo nuestro país.

Imagen: Ubicación de la proyectada “Central Neltume” (Comuna de Panguipulli), actualmente en tramitación ambiental. Fuente: http://www.wikilosrios.cl/


¿Queremos una ecoregión sustentable o una pila desechable?
No es novedad que la variedad de formas de vida en la tierra y los sistemas naturales que conforma se encuentra cada vez más amenazada por las actividades humanas. En este contexto, el enfoque por ecosistemas, adoptado por la Convenio sobre la Diversidad Biológica (en adelante CDB),  representa una estrategia poderosa para la gestión integrada de tierras, extensiones de agua y recursos vivos que promueve la conservación y el uso sostenible de manera equitativa.

Dentro de los principios enunciados por la CDB (2004), se estipula que “la elección de los objetivos de la gestión de los recursos de tierras, hídricos y vivos debe quedar en manos de la sociedad”. Esto debido a que los diversos sectores de la sociedad consideran los ecosistemas en función de sus propias necesidades económicas, culturales y sociales.

En el caso de los pueblos indígenas y otras comunidades locales que viven en dichas tierras con recursos antes mencionados, son interesados directos importantes y deben reconocerse sus derechos e intereses. Para el Convenio, tanto la diversidad cultural, como la diversidad biológica son componentes centrales del enfoque por ecosistemas y esto debe tenerse en cuenta para su gestión, expresándose de manera clara las opciones de la sociedad. Es decir, los ecosistemas deben ser administrados, de manera justa y equitativa, por sus valores intrínsecos y por sus beneficios tangibles o intangibles para los seres humanos (Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2004).


El Convenio reconoce la diversidad de la sociedad humana en cuanto a la índole y la forma de las relaciones que los diferentes grupos humanos tienen con el mundo natural, dando valores propios a  sus necesidades e intereses económicos, culturales y sociales. De esta forma, cualquier gestión que se haga en los ecosistemas, debe incluir la participación de todos los interesados directos equilibrando el interés local con el interés del público general.

Este enfoque ecosistémico se ha aplicado de manera implícita y explícita en la gestión de cuencas hidrográfica en diversos estudios de caso en diferentes lugares de América Latina (Guerrero,  De Keizer y Córdoba, 2006), con mayor o menor éxito, según el caso, pero consensuando el hecho de que las grandes obras de infraestructura asociados a proyectos hidroeléctricos, han aumentado la crisis de los recursos hídricos, provocando la interrupción y modificación (muchas veces irreversible) de variados ecosistemas naturales, debido al drástico cambios en los caudales ecológicos (naturales), junto al desplazamiento de grandes poblaciones (Guerrero,  De Keizer y Córdoba, 2006). Esto ha demostrado que aún no se ha logrado el empoderamiento de las poblaciones locales en la toma decisiones de éste tipo.
¿Que se propone?

Nadie está en condiciones de negar la necesidad energética de un país como Chile. Sin embargo, sí estamos en condiciones de preguntarnos ¿Para quién se produce energía? ¿Quiénes son los verdaderos consumidores? ¿Quiénes son los que pagan el costo y quiénes son los que se benefician?

En una columna publicada en el diario La Tercera el día jueves 17 de marzo del 2011, se enfatiza la “poca posibilidad de contar en la próxima década con una matriz energética económicamente viable y sustentable, sin recurrir a los grande proyectos hidroeléctricos y a la energía nuclear”, debido a la necesidad de incorporar unos 15.000 MW de generación adicional al Sistema Interconectado Central para mantener un crecimiento económico del 3% a 4% de aquí al 2020.

Sin embargo, el aumento en el consumo de energía eléctrica en el último tiempo, se explica básicamente por la necesidad energética que tiene la gran minería del norte de nuestro país, junto a la industria manufacturera. Si se desglosan los destinos con mayor participación para la distribución de energía eléctrica, se aprecia que los sectores cobre, celulosa y otras industrias tienen un porcentaje significativo, registrando en conjunto 87,24% del total de consumo de energía de Chile (basado en el Estudio de Distribución y Consumo Energético en Chile realizado por el INE en el año 2007). Esto le deja a la población menos del 15 % de energía destinada al uso residencial.

Es decir, las regiones se transforman sencillamente en los generadores de una energía que no los beneficia a ellos, y por la cual tienen que pagar un alto costo ambiental, social y económico, hipotecando el verdadero sustento futuro de nuestros territorios: el medio ambiente. Esto minimiza las posibilidades de vivir en una Eco-Región sustentable, orientada a la conservación de la biodiversidad, el ecoturismo y la variedad de culturas y tradiciones que la componen.

La ciudadanía tiene que atreverse a proponer la promoción de las energías renovables no convencionales, y una industria que permita implementarlas a gran escala en Chile, fomentando la competitividad masiva en el mercado de energía y democratizando el acceso a la generación eólica y solar. A la vez que estamos en el derecho de exigir medidas de eficiencia y ahorro de energía concretas a la gran industria y minería.

Por otro lado, decimos con fuerza NO a proyectos en la Región de los Ríos, que alteren de manera concreta e irreversible la biodiversidad de la zona; que inunden lugares de enorme relevancia simbólica y cultural de las comunidades mapuche; que pretendan destruir un paisaje único, y que es de todos los chilenos/as; que se basen en resoluciones políticas, con evidentes desconocimientos de los aspectos técnicos; que signifiquen un atropello  a los tratados internacionales y a los derechos humanos del pueblo mapuche (Convenio 169 de la OIT); que se basen en una falsa participación ciudadana; y que se lleven a cabo sin la autorización ni aprobación del Estudio de Impacto Ambiental.

Por todo eso decimos: ¡REGIÓN DE LOS RIOS LIBRES Y SIN REPRESAS!



domingo, 13 de marzo de 2011

La arremetida hidroeléctrica en la Región de los Ríos: ENDESA y la vulneración de las comunidades mapuches.

Por Felipe Nayip Hasen N.

En nuestro planeta, no muchos consideran un dato importante de tomar en cuenta, y es que el 97% del agua en el mundo es salada; mientras que solo un 3% es agua dulce, de la cual gran parte está contaminada por la propia acción humana, no siendo apta para nuestro consumo. Y siendo Sudamérica, en especial Chile y su Patagonia, una de las mayores fuentes de agua dulce a nivel mundial, no es casualidad que la mayor parte de los cursos de agua y los ríos estén siendo privatizados y monopolizados a manos de unas pocas empresas transnacionales.

Foto: Lago Neltume. Fuente: Felipe Hasen

Es en parte a la influencia de éstos grupos empresariales, que se creó el “Código General de Aguas” en 1981 por la Dictadura Militar, y que dio paso a su vez a los derechos de agua “no consuntivos” especialmente pensados para la generación de hidroelectricidad, permitiendo que la empresa transnacional ENDESA, actualmente con capitales italianos (ENEL), sea dueña del 81 % del total de derechos de agua en nuestro país, y que a través de una campaña del terror orientada a la “crisis energética”, justifica la necesidad de aprobación de diversos proyectos mal llamados de “desarrollo” a nivel nacional.


En este momento, se está dando una voz de alerta urgente en relación a las comunidades mapuches de la zona precordillerana de Panguipulli (Región de los Ríos), en donde distintas iniciativas empresariales están invadiendo los territorios ancestrales a través de la exploración y explotación de los recursos hídricos, arriesgando la seguridad y plenitud de derechos de las comunidades locales. Estos proyectos, como en innumerables ejemplos a nivel nacional (Caso Ralco, caso Mehuín), son favorecidos por el Estado, en complicidad con los grupos de poder económico, frustrando, bloqueando, limitando y reduciendo los derechos reconocidos por el propio Estado en lo que se refiere al Convenio 169 de la OIT, que protege los derechos indígenas.

Buena parte de la obtención hidroeléctrica del Sistema Interconectado Central (SIC) podría concentrarse en la nueva Región de Los Ríos, figurando la comuna de Panguipulli como una de las más expuestas, con millonarios proyectos de centrales que encabezan ENDESA (Enel), Colbún y la compañía noruega SN Power,, con un plan de infraestructura que podría superar la media docena de plantas generadoras, en sectores como Reyehueico, Liquiñe, Pellaifa, Neltume y San Pedro. Todos, megaproyectos energéticos que impactarían en la calidad de vida, la sustentabilidad del territorio y la supervivencia de la cultura del pueblo originario mapuche de la zona.

Por su parte, ENDESA (Enel) pretende la construcción de una central hidroeléctrica denominada “Central Neltume”, que contempla la construcción de una bocatoma (Una barrera transversal) en el río Fuy de 7,8 m de altura, ubicada a 980 m aguas abajo del desagüe del lago Pirihueico (nacimiento del río Fuy), junto a una obra de aducción entre el río Fuy y la casa de máquinas de la central, de aproximadamente 10 km, y que terminara por descargar las aguas del río Fuy directamente al Lago Neltume, contemplándose como una central hidroeléctrica con una potencia instalada de 490 MW y una generación media anual estimada en 1.870 GWh (Ingendesa, 2010).

El caudal que captaría la posible “Central Neltume” en la bocatoma, fluye en su condición natural por el río Fuy, uniéndose al río Llanquihue aproximadamente 1,3 km aguas abajo del lago Neltume. Con la puesta en marcha del proyecto, este caudal será desviado y descargado al lago Neltume, cuyos niveles se verían afectados debido al aporte adicional de agua, alcanzando según estimaciones, el 90% del tiempo, cotas superiores a las naturales en el lago Naltume  (Ingendesa 2010).

Éste proyecto alteraría de manera concreta la biodiversidad del lago, junto con inundar lugares de enorme relevancia simbólica y cultural de las comunidades mapuche de la zona, ya que la descarga de éstas aguas, se haría aproximadamente a 500 metros de la pampa de Nguillatuwe de la comunidad Juan Quintuman, ubicada en la ribera sur del lago Neltume, lugar donde se encuentra el rehue de la comunidad y que es utilizado para realizar una de las ceremonias más importantes de la ritualidad mapuche, como lo es el Nguillatún, asociado a la cohesión de la comunidad y al mantenimiento del equilibrio ecosistémico entre la comunidad, el individuo y la naturaleza, llevado a cabo preferentemente en meses de noviembre o diciembre.

Con esto se vería afectado no sólo el espacio “físico”, sino la relación entre la comunidad y su entorno, pues el Nguillatún es el punto de encuentro entre la comunidad y las divinidades, en donde se expresa la reciprocidad entre ambos, por medio del ritual y los actos que conlleva, como sacrificios de animales al lago y al volcán, ofrendas de sementeras y la comunidad reunida como un todo.

Junto a lo anterior, en el EIA del proyecto ,no se estipula la pérdida irreparable de la biodiversidad de flora nativa presente en el humedal existente en la ribera norte del lago Neltume (desembocadura del río Cua Cua), en donde se encuentra una gran variedad de hierbas y plantas utilizadas por las comunidades en usos medicinales. Al igual que en la totalidad de la ribera del lago en donde se encuentran éste tipo de hierbas, las cuales se verán afectadas por la subida del nivel del lago, y cuya descripción y ubicación no es especificada en el EIA.



En relación al traslado de personas y permuta de tierras, ENDESA identifica solo a 6  familias que se verán afectados debido al emplazamiento de las obras, a los cuales se les ofrece la entrega de un predio en el sector de Remeco, ubicado adyacente a la comunidad Juan Quintuman, en sectores más elevados y cordilleranos. Esto limitaría enormemente la productividad agrícola, debido a las fuertes heladas y condiciones climáticas poco adversas para actividades agrícolas y ganaderas, especialmente en los meses de invierno.

Sin embargo, esta compensación no contempla a las personas que tienen terrenos a orillas del lago y que serán afectados directos por las crecidas de su nivel una vez ejecutado el proyecto. Terrenos en los que existen viviendas, cabañas y sitios ocupados como interés turístico (camping), especialmente durante los meses de verano.

El proceso de información que ha llevado a cabo ENDESA para obtener la voluntad de los comuneros, ha estado marcado por la mera negociación individual, concentrándose en los dirigentes de la comunidad, obviando el carácter comunitario de una decisión de éste tipo, no entendiendo que los afectados por la inundación o la posible permuta de tierras no son solo unos cuantos, si no que el total de la comunidad se vería afectada con los trabajos de prospección y posterior funcionamiento de la central.

Actualmente existen familias que se han negado a dar los permisos para ingresar a sus predios para hacer los estudios, además de existir otras tantas a las cuales no se les ha dado una respuesta concreta respecto a la inundación de sus terrenos ubicados a orillas del lago. La visión de los detractores del proyecto, es que, éste no solo afecta a los perjudicados directos por los trabajos en sus terrenos, la permuta de tierras, las faenas, los caminos y las inundaciones, si no que el proyecto afectara a toda la comunidad en su conjunto, ya que “cuando uno vende su cultura, después uno nunca anda bien, ¿Pero nosotros a donde vamos a ir? Nosotros somos criados y nacidos aquí en esta tierra, ¿adónde vamos a estar mejor? (María Punulaf, 2009), “se va subir un metro más de agua, y el nguillatuwe y el cementerio se va a inundar. Aumenta las enfermedades, sobrepoblación de personas, campamentos de personas de afuera, y nos damos cuenta hoy día de esos detalles” (Erwin Punulaf, 2009).

Foto: Comunidad Inalafquen. Fuente: Felipe Hasen

Estas declaraciones dejan en evidencia algo que debe ser considerado por la empresa, en el marco de un posible proyecto hidroeléctrico en territorio mapuche. El hecho de que quien deba autorizar o dar consentimiento, para el traslado, permuta de tierras, faenas, estudios, y en última instancia la ejecución del proyecto, es la comunidad colectivamente considerada, y no cada uno en particular.

Dentro de la comunidad hay muchas personas que entienden que, abandonar sus tierras, inundar la pampa de nguillatuwe, contaminar el aire con las faenas de excavación, perder los lugares de extracción de hierbas medicinales o permitir la llegada de miles de personas externas a la comunidad, es mucho más que un problema de pérdida de terrenos usados para actividad productiva. Podemos observar como el territorio ancestral en su conjunto es aun un elemento vital para la sobrevivencia de su cultura, contrario a lo que muchos podrían pensar actualmente.

La visión territorial existente en las comunidades de la zona, va mucho más allá de la tierra como uso productivo, llegando a una explicación del entorno en términos completamente ecosistémicos, con implicancias concretas en el diario vivir de los individuos y de toda la comunidad.

Frente a esto, la empresa da respuestas claramente a contrasentido, en relación a la valoración de ventajas y perjuicios “calculables patrimonialmente”, presentado en su EIA. De ésta forma, frente a la caracterización y puesta en valor de cada daño previsto por la empresa, ésta oferta una medida de compensación o mitigación de perjuicios, según se valore por la misma, en base a cálculos estadísticos. Se transforma así, el proceso de Estudio de Impacto Ambiental impuesto por las normas vigentes, y el proceso de participación ciudadana impuesto por la empresa, en una distorsión de la realidad local, validada a nivel de instituciones públicas, debido a un desconocimiento por parte de éstos últimos, del real nivel de perjuicios observados por las propias comunidades.

Claramente los criterios con que se valoran o valúan las tierras y territorios por parte de las comunidades, no corresponden a un carácter puramente patrimonial y económico, como el que es utilizado por el mundo occidental en general, en especial el modelo de valoración comercial utilizado por la empresa ENDESA y las políticas de Estado, para quienes “el problema de los indígenas constituye un problema ambiental, y el problema ambiental, un problema de compensación económica” (Morales, 2008. En: Lillo Vera, s/f).

Una gestión  integrada de los recursos hídricos, integrada con las comunidades, con la sociedad en su conjunto, con los ecosistemas, con los intereses económicos locales, no existe en este país. Y se hace sumamente necesario que  las políticas públicas entiendan que la no puesta en consideración de esta relación va a lograr que Chile pague un alto precio, mientras las empresas sigan externalizando los costos (sociales, culturales y económicos) a la sociedad, e internalicen los beneficios a la propia empresa.